HomeAgenda ApostólicaEn memorable ceremonia, despide Apóstol de Jesucristo nuevos misioneros Agenda Apostólica En memorable ceremonia, despide Apóstol de Jesucristo nuevos misioneros (Coordinación de Crónica Apostólica).- Tras su histórica presentación del domingo 7 de octubre de 2014 en Bello, Colombia; el lunes 8, en una emotiva ceremonia, el Apóstol Naasón Joaquín envió a sus nuevos Batallones espirituales a la Obra misionera. A las 12 del mediodía inició la ceremonia presidida por el P.E. Joel Herrera Ayala, quien por demás conmovido dijo a toda la juventud reunida en Hermosa Provincia de Medellín: “Batallones del Apóstol Naasón Joaquín: nos permite Dios ser testigos de su gloria en este tiempo de salvación. Este día recibiréis poder no solo para sanar enfermos, también recibiréis poder para dar vida a las almas, porque el hombre que tiene la autoridad los ha tomado como sus nuevos soldados”. Después de una ferviente consagración en la que se percibía el espíritu de valor, el Pastor Herrera, comenzó a pasar lista a los nuevos soldados de este ejército espiritual que hoy se enlistaban en las filas de misioneros del Señor, ante las voces de júbilo de, todos aquellos que se encontraban reunidos en el interior del templo. Un ambiente impregnado de emociones, llenaba el lugar. Hermanos asignados previamente, ubicaban en la parte frontal del altar a los que iban pasando (esa fue la indicación). Durante casi dos horas, el pase de lista parecía interminable: Colombia, España, la Guyana francesa, Brasil, Venezuela y África entre otros, fueron los países a donde fueron asignados. De manera general el Batallón quedaba conformado por un matrimonio, dos o tres jóvenes varones e igual número de señoritas, salvo algunas excepciones. Casi al final, fueron nombrados los hermanos que se asignaron a Venezuela, a los cuales el hermano Joel dijo: “Pareciera que se comete una injusticia con ustedes, porque conseguir el alimento en ese país, es toda una odisea; pero resulta que, ustedes no van concedidos a su suerte; el cuervo que alimentó al Profeta Elías les proveerá de todo lo que necesiten, porque los ha enviado un Apóstol de Jesucristo…” los allí reunidos levantaban sus manos empuñadas y afirmaban lo dicho por el Pastor con un estruendoso “Amén”. Después de nombrar a la mayoría de los enlistados (faltaban un grupo más que se encontraban en el proceso de datos), les pidieron que subieran al área ministerial y voltearan hacia la iglesia, mientras el coro entonaba el himno titulado: Feliz momento en que escogí servirte. “No tengáis miedo, Dios irá con vosotros a donde quiera que vayas y la oración del Apóstol será continuamente a favor de ustedes… Adelante, adelante es orden del Señor…” No pudiendo soportar más, juventud e iglesia se entregaron a la oración, una oración que se convirtió en un pentecostés, mientras el coro continuaba en melodioso acorde espiritual: “Solemne voto, ofrenda, flor que al cielo santo consagre, hoy se mi vínculo de honor, después testigo de mi fe. Soy feliz, soy feliz y en su favor me gozaré…” Al finalizar el acto, el ministro al micrófono dijo a los hermanos que se encontraban abarrotando los atrios del templo, que despejaran el área porque los nuevos Obreros ocuparían el lugar, para ponerse justamente frente a la Casa apostólica, desde donde el Siervo de Dios los despediría, para que esa misma noche se embarcaran hacia sus nuevos destinos. El coro continuó cantando, mientras los nuevos Batallones recorrieron el pasillo una vez más, para ir a recibir la bendición del Padre en la fe de Jesucristo. Una vez instalados, se abrieron las cortinas de la casa y la figura del Hombre de Dios apareció en el balcón principal. El júbilo antecedente, se desbordó cuando él Apóstol comenzó a dar su mensaje: “El Apóstol Samuel Joaquín nos contaba a nosotros y nos dijo que, en una ocasión fue a España y vio a los obreros de aquellos lugares y algunos eran de Hermosa Provincia, él les conocía personalmente y le preguntó a uno de ellos ¿y no extrañas tu casa? Aquel obrero le respondió: es que mi casa es donde usted me mande. ¡Qué hermosa fe!, ¡qué hermoso amor! porque como les dije ayer, la vocación también es amor, y el que siente el llamado de Dios que es la vocación, se une en uno solo con el Apóstol, hoy por eso yo quise salir a decirles: ¡Bienvenidos a mi hogar! porque mi hogar es el mundo donde voy a predicar y voy a inundar todo este mundo en el evangelio de Cristo”. Continuó: “Una ocasión hubo una situación que se dio en el pueblo de Israel, y dice que estando Gedeón listo para la batalla, el Señor le llama y le dice: ¿cuántos soldados tienes? Tengo tantos miles de soldados, y le dice el Señor: No, quiero que los invites a beber agua de aquel rio que está cerca de aquel lugar y quiero que cuentes a las personas, y a aquellos miles de soldados prestos para la batalla, vas a decir que todos tomen agua; el que tomare agua con su mano, lo apartarás a un lado, el que tomare agua con sus pies y manos puesto en tierra, como las bestias, los apartarás a otro lado, después le dice el Señor: ¿cuántos son los que bebieron como bestia del agua? Tan solo fueron trescientos y le dijo el Señor: Con esos, te voy a dar la victoria. Así es que yo vengo a verlos y muchos dirán: Hermano, Dios le dio muchos corazones, y otros dirán, hermano fueron pocos, pero yo les digo: Dios me dio los que yo necesito. Yo les dije ayer, que a Dios le da lo mismo dar la victoria con muchos que con pocos, con ustedes yo voy a hacer esta bella historia, Sudamérica va a ser conquistada y en toda ciudad, pueblo y ranchería se oirá la palabra de Dios… Con su espíritu contagiado, los oyentes levantaban su mano en señal de afirmación, mientras tanto, la multitud de los hermanos que asistieron al evento al percatarse de la presencia apostólica, observaban con singular admiración el espíritu de valor con que eran contagiados este grupo de jóvenes que, a partir de ese momento quedaban constituidos como parte del ya inmenso Cuerpo ministerial de la Iglesia La Luz del Mundo: “Así es que, vengo a verles con orgullo, con alegría, como un padre ve a su hijo, como el Apóstol Pablo veía a Timoteo, yo así salgo a verte y te vengo a decir: Hijo mío ten ánimo, va a haber sufrimientos, va a haber tribulaciones, van a haber momentos difíciles en tu vida, cuando estos lleguen, tú doblarás las rodillas y te vas a acordar que yo no voy a dejar de orar por ti, y cada vez que cierre mis ojos, tú serás el primero en quien yo me acuerde para decir al Señor: ¡Ayuda a tus batallones! y verás que Dios no te va a abandonar, que Dios estará contigo y que ahí donde sientas mayor tristeza, mayor angustia, mayor tribulación, ahí verás la manifestación de Dios en favor de la Obra de Señor. Así es que yo creo en ti porque tú has creído en mí, ¿sabes cuál es la victoria? Que tanto yo como tú creemos en Jehová de los ejércitos; un Dios poderoso, un Dios glorioso, un Dios que al que le alaba, hace grandes proezas y hoy en ustedes yo veo Sudamérica conquistada…” Habló también del porcentaje de crecimiento estadístico que tendrá la iglesia con este nuevo envío de misioneros, en un estimado de diez años, “Hoy les decía yo a los hermanos: Ustedes ya verán al paso de diez años luchando, sembrando estos árboles (y no estoy diciendo que hasta diez años va a dejar de crecer la Iglesia no, pero) en este tiempo Dios nos va a mostrar que su trabajo no es en vano; así es que, Hijos míos yo los bendigo, yo les digo vayan y prediquen el evangelio que han aprendido de mí y den testimonio que, su hermano Naasón es Siervo del Dios Vivo y Apóstol de Jesucristo, que Jesucristo mi Señor me ha enviado hasta los confines de la tierra por llevar la vida eterna a este mundo, que el poder de Dios, que su millar de ángeles les acompañe y los lleve de triunfo en triunfo”. Con esa bendición, se despidió el Mensajero de Dios de ellos y de Colombia, para volar a Amozoc de Mota Puebla, donde un nuevo contingente de jóvenes y señoritas mexicanos, le aguardan para ser enviados por todo el mundo a predicar el evangelio de Cristo, del que hoy es portador el Apóstol Naasón Joaquín. Tras la hermosa despedida que dejo un ambiente de abrazos y emociones, dieron inicio las gestiones de sus viajes a cada uno de los lugares donde fueron asignados los jóvenes, señoritas y matrimonios, entre tanto, la oficina del Ministerio de Evangelización, dirigida por el P.E. Ramiro Hernández López, quien mantiene contacto directo con el Director General de la Iglesia; giraba las indicaciones para aquellos que necesitaban concluir su trámite e integrarse al contingente de nuevos Obreros. [srizonfbalbum id=570] Berea Staff, J.R.G. 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